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¿Por qué Yoga Iyengar?

1. Accesible para todas las personas

El método Iyengar se caracteriza por ser un sistema de Yoga accesible para todas las personas, ya que gracias al uso de los soportes diseñados por el maestro B.K.S. Iyengar, como ladrillos, bancos, mantas o cuerdas en las paredes…, personas con diferentes condiciones y edades pueden acceder a la experiencia del Yoga, pues la práctica se adapta a cada individuo, haciendo así un trabajo muy personalizado en cada clase.

La finalidad es que vayas progresando en armonía con las capacidades de tu cuerpo y respetando sus limitaciones.

2. Precisión y alineamiento

La precisión y alineamiento correctos durante la practica son esenciales en nuestro sistema, para que trabajes de manera segura. A lo largo de las clases irás notando tu cuerpo sano, fuerte y lleno de energía.

3. Respiración consciente

A través de la practica correcta, iremos creando espacio interior, lo que favorecerá el trabajo de la respiración. De forma progresiva, movimiento y respiración irán juntos, no habrá dualidad, creando así una experiencia meditativa durante la práctica.

¿Quién fue B.K.S. Iyengar?

Nació el 14 de diciembre de 1918 en Bellur, distrito de Kolar del estado indio de Karnataka. Su familia era pobre pero de tradición brahmánica. Su padre era maestro de escuela y Guruji el undécimo de trece hijos. En la época en que nació, India, era devastada por una catastrófica fiebre española, y su madre padecía esta enfermedad durante el embarazo de Guruji, debido a ello nació débil y enfermizo.

Esta fragilidad y mala salud le acompañaron durante sus primeros años de vida, sufriendo innumerables enfermedades. A los 5 años de edad su familia se trasladó de Bellur en Bangalore, y tres años después, poco antes de su noveno cumpleaños, su padre murió. En su lecho de muerte, tuvo unas palabras de ánimo para Guruji: «Tuve que luchar mucho durante mi juventud y tú también deberás hacerlo, pero al final, conseguirás la felicidad en tu vida». Esta profecía no tardó mucho en hacerse realidad.

En 1934, un hecho marcó el primer punto de inflexión en su vida: su cuñado y respetado profesor de yoga, Sri T. Krishnamacharya, lo tomó bajo su tutela para ayudarle con su precaria salud, casi como la última esperanza de supervivencia.

Cuando Guruji tenía 18 años, su maestro lo envió a Pune a difundir las enseñanzas del Yoga. Con tan poca preparación y casi sin ningún conocimiento teórico, decidió practicar con determinación y aprender de su propia experiencia. De esta manera su cuerpo se convirtió en su principal instrumento para saber qué era y qué es el yoga. Este lento proceso de refinamiento comenzó entonces y le acompañó hasta su muerte el 22 de agosto de 2014.

Con su práctica constante y conectada no solo transformó aquella realidad de niño enfermizo, sino que a lo largo de toda su vida refinó su inteligencia y conocimiento vivencial del Yoga hasta convertirse en la máxima autoridad de Yoga de nuestros tiempos.

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